La administración es una práctica que requiere una toma de decisiones eficaz basada en información fiable. Al fin y al cabo, es necesario ocuparse de una serie de actividades diferentes y garantizar la alineación entre ellas a diario. Por ello, el concepto de proceso administrativo es esencial en una empresa. Antes de pasar a los mapas mentales del proceso administrativo, repasemos algunos puntos relevantes sobre este tema:
Características del proceso administrativo
El concepto de proceso administrativo, en su concepción original, se refiere al conjunto de actividades que permiten la transformación de insumos en productos y servicios. Estas actividades están interconectadas, aunque son interdependientes. Es decir, se ejecutan individualmente, pero se influyen mutuamente.
El objetivo de adoptar este tipo de concepto en la rutina es simple: delimitar las actividades administrativas para que sea posible actuar con planificación y medir los resultados alcanzados. Esto implica, entre otras cosas, optimizar el uso de los recursos de la empresa, una de las principales funciones de cualquier administrador.
Los productos y servicios generados deben responder siempre a las exigencias de los clientes. Por lo tanto, estamos hablando de una arquitectura de procesos que están relacionados y que pueden dividirse en cuatro pilares principales: planificación, organización, dirección y control.
Algunos estudiosos del tema presentan versiones ligeramente divergentes de esta división. Sin embargo, hay consenso en que las diferencias no apuntan a cambios sustanciales en la estructura básica de los procesos. Lo importante es saber hasta qué punto estos cuatro factores implican en la optimización del funcionamiento general de una empresa.
A continuación, se detallan los 4 pilares fundamentales para que el proceso administrativo se lleve a cabo de forma exitosa dentro de una empresa:
Planificación: A grandes rasgos, la planificación engloba las actividades que anticipan escenarios y promueven planes de acción para un trabajo más eficiente. Aquí es donde se formulan las estrategias para reducir los riesgos identificados y promover un mejor uso de las oportunidades.
Organización: La organización es el conjunto de subprocesos que tiene como objetivo identificar la mejor disposición posible de los recursos de la empresa. Por lo tanto, se hace en base a la planificación. Su principal instrumento de actuación es la modelización de estructuras y procesos.
Dirección: A su vez, el proceso de dirección se refiere a la conducción de la empresa para que se alcancen los objetivos establecidos. Aquí, el papel desempeñado por el líder genera impactos significativos. La alineación de las estrategias y la motivación de los empleados, por ejemplo, son su responsabilidad.
Control: Por último, el control es el proceso encargado de recopilar datos que generen información relevante para el seguimiento y la dirección de la empresa. El rendimiento de la organización y la productividad son dos ejemplos de factores que hay que vigilar de cerca para que la organización se mantenga en el buen camino.
Cabe destacar que sólo se puede controlar lo que se ha planificado previamente. Los imprevistos en la dirección y el control suelen ser señales de que hubo fallos en la planificación.
Mapas mentales del proceso administrativo en PowerPoint