De los diversos pueblos antiguos que habitaron nuestro planeta, los mayas fueron los más rápidos en evolucionar. Dejaron señales indelebles de su existencia, desde losas y decoraciones de mármol grabadas hasta templos sorprendentemente majestuosos.
Pero la pregunta que siempre se han hecho los estudiosos es: ¿Cómo es posible que una civilización tan «rudimentaria», sin medios sofisticados ni conocimientos avanzados, haya podido crear maravillas de tanta longevidad?
La cultura de este antiguo pueblo mesoamericano está vinculada a la personificación de las fuerzas naturales. Según ellos, y también para los lacandones, la creación del mundo es el resultado de la complicidad entre el cielo y la tierra.
Los descubrimientos más antiguos de esta civilización se remontan al año 1500 en Guatemala, donde se encontró el Popol Vuh o «Libro del Consejo». En este se cuentan las historias de dos gemelos heroicos, cuyos nombres eran Hunahpú y Xbalanqué. Veamos brevemente algunas curiosidades, antes de pasar a los mapas mentales de los mayas.
Características de los mayas
La historia de la población maya puede dividirse en tres períodos históricos:
- Preclásico: Del 1550 a.C. al 317 d.C.
- Clásico: 317 a 987 d.C.
- Posclásico: Desde el año 987 hasta la llegada de los conquistadores españoles.
Los mayas coexistieron con otra tribu similar a ellos: los Itzá, que fundaron una de las ciudades-estado más importantes de la época.
Además de la pesca y la caza, los mayas aprendieron a cultivar en vastas zonas, fomentando la mejora genética de las especies vegetales y aumentando la productividad del maíz, un alimento que se consideraba de importancia fundamental en esta cultura.
Según la mitología maya, el hombre nació del maíz. Consideraban este alimento muy importante porque era la fuente de su supervivencia. Era venerado por el pueblo, que creía que la vida dependía de su disponibilidad. Se preparaba como alimento sólido y como bebida.
Esto se debe probablemente a los métodos de cocción utilizados: se hervía o se molía y, en este último caso, se diluía en agua. Y al mezclarlo con harina de cacao, se obtenía lo que los antiguos mexicanos ya llamaban chocolate.
También cultivaban frijoles, calabazas, yuca, chiles, cacao, que seguía siendo uno de los cultivos más importantes, y tabaco. Entre las plantas silvestres más comunes, tenemos hallazgos de papaya, nueces, semillas de especias como el chile, la vainilla y el orégano.
Las primeras ciudades se desarrollaron entre el 750 y el 500 a.C., con grandiosos monumentos que aún hoy podemos admirar.
Entre las ciudades-estado más importantes de la historia de los mayas se encuentran:
Copán, hoy en día un famoso yacimiento arqueológico y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Fue fundada por K’inich Yax K’uk’ Mo’, un líder extranjero (como demuestran los exámenes de los dientes del difunto rey) de Teotihuacan. La importancia de esta ciudad sobrevivió durante otros 200 años después de su caída.
Parenque, el Ajaw (rey) maya más conocido fue K’inich Janaab’ Pakal (Pacal el Grande), a quien se dedicó uno de los templos más bellos: el Templo de las Inscripciones, construido en el siglo VII d.C. La tumba fue descubierta por casualidad, cuando el arqueólogo francés Ruz Lhuillier retiró una piedra del suelo y descubrió un pasaje secreto que conducía a su sarcófago.
Yaxchilán, otra importante ciudad que surgió a orillas del río Usumacinta (que fluye entre México y Guatemala). Hubo dos gobernantes que destacaron al frente de la ciudad, antes de que fuera abandonada en el siglo IX d.C.: Escudo de Jaguar y Pájaro de Jaguar. La gran acrópolis, el Palacio del Rey, data del año 770.
Tikal, en Guatemala, se construyó según un código simbólico relacionado con las creencias cósmicas mayas, alcanzando su máximo esplendor hacia el año 700. En la plaza central se levantaban más de 200 templos, caracterizados por una empinada escalera vertical, como la pirámide de 9 cuerpos.
Algunas ciudades fueron fundadas por una población similar a la de los mayas, con la que convivían: los Itzá.
Los Itzá, descendientes de los mayas de Yucatán llamados Ah Itzá, fueron un importante pueblo mesoamericano que dominó la península de Yucatán en el periodo posclásico.
Chichen-Itzá fue la capital donde se desarrolló este pueblo y hoy es Patrimonio de la Humanidad desde 1988 que alberga una de las siete maravillas del mundo moderno. Los edificios más famosos son: la Pirámide de Kukulkán, el observatorio astronómico (el Caracol) y el Templo de los Guerreros.
Por último, pero no por ello menos importante, la ciudad situada en la isla del lago Petén Itzá, Tayasal, fue la última ciudad que resistió a los españoles hasta 1697, cuando los conquistadores la arrasaron. Antes, la población se escondía durante años en los bosques hasta su total destrucción.
Mapas mentales de los mayas en Word y PowerPoint
