La personalidad es el conjunto de características que conforman a una persona. Dichas atribuciones se enmarcan en varios ámbitos, entre ellos el de pensar, actuar/decidir, analizar, relacionarse. Así, la personalidad interfiere en la forma de relacionarse con uno mismo y con los demás. Antes de pasar a los mapas mentales de la personalidad, repasemos sus características.
Características de la personalidad
En otras palabras, no sólo hay un impacto individual sino también un efecto colectivo en el conocimiento de la propia personalidad. Desde la antigüedad se ha tratado de entender cuáles son los principales tipos de personalidad humana.
En la antigua Grecia, Hipócrates, considerado el padre de la medicina, propuso que la personalidad de una persona estaba condicionada a la distribución de cuatro tipos de «humores» en la construcción del individuo.
Los humores serían características básicas que se mezclarían en la composición del ser, formando diversos patrones de comportamiento. Basándose en esta teoría, el icónico médico Galeno creó la teoría de los 4 temperamentos, es decir, estructuras psíquicas inalienables y mutuamente excluyentes, que guiarían las tendencias de comportamiento de una persona.
En este caso, los 4 temperamentos se dividen básicamente en relación con la tendencia de alguien a reaccionar rápida o lentamente cuando se enfrenta a una situación perturbadora; y lo mucho que alguien tiende a guardar algo llamativo que ocurre en el presente:
- Flemático: Generalmente no reacciona inmediatamente y es fácil de olvidar/perdonar.
- Melancólico: Tiene la misma tendencia a la pasividad que el flemático, pero mantiene durante mucho tiempo los acontecimientos notables.
- Sanguíneo: Actúa de forma rápida e inmediata, pero no conserva durante mucho tiempo lo que le sucede.
- Colérico: Enérgico como el sanguíneo y con fuerte apego a los recuerdos como el melancólico.