El término globalización se refiere a todos los procesos decisivos en las esferas económica y tecnológica que ahora se producen a escala mundial y con un grado muy alto de interdependencia mutua: cada punto de la gran red mundial de producción e intercambio se ve afectado por lo que ocurre a escala global.
La internacionalización de la economía, es decir, la expansión del comercio en términos de volumen y extensión geográfica, es un fenómeno histórico que se remonta al siglo XVI. Pero en las últimas décadas se ha intensificado enormemente, sobre todo debido a la llegada de Internet, que ha acelerado enormemente el flujo de información que antes viajaba por canales y a velocidades completamente diferentes.
En política internacional, el colapso de la URSS, anticipado por la caída del Muro de Berlín, marcó una ruptura histórica, abriendo un escenario profundamente nuevo a nivel económico, social y cultural. Sin embargo, en la última parte del siglo XX, el término que más resume los cambios que se han producido desde todos los puntos de vista es «globalización». Antes de pasar a los mapas mentales de la globalización, repasemos algunos conceptos importantes:
Características de la globalización
Un primer aspecto de la globalización es la expansión del comercio, debido a los avances en las comunicaciones y a las políticas de liberalización llevadas a cabo en todo el mundo, tanto por Estados individuales como por grandes organizaciones como la OMC (Organización Mundial del Comercio).
Las políticas de liberalización han conducido a una fuerte reducción de las barreras aduaneras y a la aparición de grandes zonas de libre mercado, como el mercado único europeo.
Por supuesto, el crecimiento del comercio mundial, tanto de bienes como de servicios, ha implicado una fuerte homologación del consumo y de los estilos de vida. Sólo un gran mercado mundial que produzca y consuma los mismos bienes y servicios puede sostener el crecimiento de los volúmenes comerciales. En este sentido, la extensión mundial de la economía capitalista ha sido significativa, incluso en aquellos regímenes socialistas que la habían rechazado durante tanto tiempo.
Mientras que por un lado existe una globalización comercial, por otro hay una globalización productiva, que responde más sencillamente al término deslocalización. En otras palabras, muchas grandes empresas occidentales, respondiendo a una necesidad de ahorro y optimización, han comenzado a transferir la producción a países del Tercer Mundo, acompañando a menudo estas transferencias con estrategias de reducción de personal.
Los protagonistas de este fenómeno son las llamadas empresas transnacionales, que fabrican sus productos deslocalizando las distintas etapas de su cadena de producción en diferentes partes del globo, desde el diseño hasta la producción de componentes, pasando por el montaje o la inspección. La gestión telemática y en tiempo real de los procesos ha simplificado mucho esta gestión.
Por último, también existe la globalización que se refiere al crecimiento del capital a nivel mundial, tanto para la inversión como para la especulación, comprando y vendiendo valores y divisas en las bolsas mundiales.
Si desde el punto de vista técnico la globalización financiera es un producto del desarrollo de las telecomunicaciones, desde el punto de vista económico-político es más bien el resultado de las medidas de liberalización financiera, que permiten un elevado número de movimientos de capital hacia y desde el extranjero, introducidas por muchos gobiernos para atraer a los inversores.
Mapas mentales de la globalización en PowerPoint