Etimológicamente, el verbo comunicar procede del latín «communicare», que significa «poner en común». Al vivir en sociedad, los seres humanos se comunican mucho más a menudo de lo que creen. En efecto, el lenguaje, ya sea oral, corporal o a través de canales, nos permite estar informados de lo que ocurre a nuestro alrededor. Por ello, las empresas también desarrollan su propia forma de comunicación para garantizar una buena gestión interna y ampliar sus actividades.
Antes de pasar a los mapas mentales de la comunicación, veamos brevemente algunos conceptos importantes:
Características de la comunicación
En contra de la creencia popular, la comunicación no consiste únicamente en enviar un mensaje de un emisor a un receptor. En este caso, se trata simplemente de una transmisión de información, en el que la reacción del público objetivo no tendrá ningún impacto en la naturaleza del mensaje.
La comunicación va mucho más allá, ya que es una interacción entre dos entidades que comparten información. Se trata de crear una relación con los demás, intercambiar conocimientos o emociones a través del lenguaje, las herramientas de telecomunicación o las tecnologías de la información.
Así, en la comunicación, cada uno de los interlocutores puede opinar. Por ello, cada persona es capaz de influir en los demás de forma voluntaria o inconsciente. Para transmitir el mensaje, es necesario permanecer atento a la respuesta de los demás, lo que requiere capacidad de observación. De hecho, la forma de comunicar varía en función de la reacción y la retroalimentación.
Ya sea verbal o no verbal, la cadena de comunicación debe seguir siempre un patrón básico formado por siete componentes: contexto, fuente, mensaje, canal, interferencia, receptor y retroalimentación.
El contexto: Es la atmósfera física y psicológica en la que se desarrolla la comunicación. Se distingue entre el contexto espacio-temporal y los contextos sociales. El primero es el lugar y el momento del intercambio. Este último incluye lo relacional, lo normativo, lo cultural y lo estatuario. Estos elementos influyen mucho en la forma de comunicarse.
El remitente o la fuente: Esta es la persona de la que procede el mensaje. También se le llama, con razón, el emisor. Él crea la información y controla lo que se transmitirá a los interlocutores. Es el punto de partida del esquema de comunicación. Puede ser representado por una o varias personas.
El mensaje o la información: Esto es lo que se transmitirá a los interlocutores. Es un estímulo que la fuente enviará a los receptores. Así, el mensaje puede transmitirse de forma consciente o inconsciente y puede incluir palabras, gestos, movimientos, imágenes y otros.
El canal de comunicación: Es el medio utilizado para transmitir el mensaje. El canal o medio es el soporte o vehículo de información que une al receptor y al emisor. Como tal, puede ser la palabra escrita, una grabación, etc. El teléfono, la radio y la televisión son medios de comunicación.
Interferencias: Las interferencias se caracterizan por factores o ruidos que pueden cambiar significativamente la percepción del mensaje. El ruido externo es el ruido del entorno (por ejemplo, el paso de una moto). Las interferencias internas provienen del receptor.
El receptor: Es el interlocutor que recibe el mensaje, intenta comprenderlo e interpretar su significado. Es el receptor con el que el emisor desea comunicarse. Este es el punto de llegada de la información. También se habla de un individuo o grupo de individuos con un interés común.
El resultado o la reacción: Una vez transmitido el mensaje al receptor, éste puede reaccionar en consecuencia. Esta reacción actúa como retroalimentación para el emisor, permitiéndole asegurarse de que la información se ha difundido y comprendido correctamente. Esta es la parte que distingue el proceso de comunicación de una simple transmisión de información.
Mapas mentales de la comunicación en Word y PowerPoint