Mesopotamia significa «tierra entre ríos». Es una región desértica situada entre los ríos Tigris y Éufrates. Hoy en día, es un territorio perteneciente a Irak. Al ser una región de paso, Mesopotamia fue ocupada por varios pueblos de diferentes orígenes, como los sumerios, los acadios y los babilonios. Antes de pasar a los mapas mentales de Mesopotamia, repasemos sus características.
Características de Mesopotamia
Eran pueblos guerreros, que expandieron sus dominios por toda la región. Los persas derrotaron a las últimas poblaciones que ocupaban Mesopotamia en el año 539 a.C. Los legados culturales de los pueblos mesopotámicos son la arquitectura de sus palacios y templos y el estudio de la astronomía y la geometría.
El Creciente Fértil, donde se encontraba Mesopotamia, es una región que fue habitada por varios pueblos de la antigüedad oriental. Geográficamente, el Creciente Fértil está situado entre Egipto y Mesopotamia y se caracteriza por ser una región desértica (caliente y seca), pero con grandes ríos.
Fue en las orillas de estos ríos donde surgieron las primeras civilizaciones de Oriente. La civilización egipcia surgió a orillas del río Nilo, y las civilizaciones de Mesopotamia, a orillas del Tigris y el Éufrates. La proximidad de estos últimos pueblos con los ríos hizo que varios autores los denominaran sociedades hidráulicas.
Estos ríos saciaban la sed de la gente, pero también servían como medio de transporte. Además, y sobre todo, las aguas de los ríos servían para regar las plantaciones. En sus mareas bajas, los márgenes se utilizaban para plantar, ya que el descenso de las aguas hacía que el suelo fuera fértil. Cuando los ríos aumentaron su caudal, los pueblos de la antigüedad oriental construyeron diques y presas para que no faltara el agua en los periodos de sequía.
La religión desempeñó un papel importante. Mediante el uso de la escritura, estos pueblos registraron los ritos practicados en sus ceremonias religiosas. Eran pueblos politeístas, es decir, creían en varios dioses, y además no escatimaban esfuerzos para construir bellos templos religiosos mediante refinadas técnicas arquitectónicas.
